Cuando hablamos de procesamiento táctil , las personas suelen pensar directamente en el contacto físico, como la manifestación directa de esta capacidad.
El procesamiento táctil va más allá de los abrazos y los besos, y es mucho más complejo que pensar en si la persona con la que nos relacionamos, deja o no, que lo abracemos y lo besemos.
El procesamiento táctil es diferencial. Esto significa que, no solo podemos ajustar nuestro procesamiento táctil en función de con quién nos relacionamos , sino que además las distintas partes de nuestro cuerpo actúan de forma diferencial, permitiendo contacto en unas zonas sí, y en otras no.
Vamos a ver esto con detalle.
La primera máxima del procesamiento sensorial , de cualquier orden es que toleramos mejor todos los estímulos que podemos controlar. Cuando recibimos un estímulo al que ya hemos estado expuesto anteriormente, nuestro sistema no actúa de manera sorpresiva, sino que por el contrario "lo conoce". Es decir, sabe la fuerza , la intensidad, el calor, la textura , con la que se va a producir.
Un ejemplo claro de esto es el momento en el que las familias nos informan : "Pero cómo va a tener problemas sensoriales si le gusta mucho que le abrace y lo toquetee". Muy sencillo, tu olor, tu forma de contacto , cómo realizas la presión , todo lo reconoce , lo tiene registrado, y está adaptado, por lo que le permite poder disfrutarlo.
¿Y por qué coge los objetos y se los pega a la piel ,si luego no me deja que yo le ponga una ropa?. Pues, porque puede controlarlo, por lo tanto dosifica la estímulación permitiéndose la adaptación. Cuando nosotros hacemos el contacto físico, y es un contacto nuevo, o al que no se expone de forma habitual, el contacto se vuelve sorpresivo. Esto provoca, en las personas con déficits en el procesamiento táctil , que el sistema de alarma se active , aumentando las dificultades. Por tanto, cuando queremos exponer a un objeto nuevo, que sabemos que puede causar reacción, debemos dejarlo al alcance de la persona de forma continuada, para que pueda adaptarse, siendo la persona la que establece el ritmo de exposición.
Pero , nada en nuestro cerebro es sencillo, y a parte de que el cerebro necesite exposición , y control para adaptarse a estímulos que le generan interferencia, el registro no se produce igual en todas las partes de nuestro cuerpo.
Seguro que si te preguntara si hay alguna parte de tu cuerpo que no termina de gustarte que alguien la toque , me dirías que sí. Para unos es el pelo, para otros los pies, para otros las uñas. pero todos tenemos algunas zonas de nuestro cuerpo con las que no nos sentimos del todo cómodos al contacto. Esto se produce porque el registro no es homogéneo. Es decir nuestro cerebro recoge la información de forma segmentada , como si se tratara de un mapa. Luego tendremos zonas calientes , y zonas más frías.
Cuando se trata de una persona con problemas en el procesamiento sensorial, esto se agudiza, y esas zonas más calientes pueden volverse zonas intocables.
Como decíamos al principio, pero esto no es solo para la relación con las personas, sino que influye en la relación con todo el medio en el que se desenvuelve la persona. Tanto es así, que debe ser de las primeras dificultades a solucionar, ya que condiciona a qué elementos se le permite la entrada en el sistema.
Si te gustaría seguir aprendiendo más sobre este tema déjalo en los comentarios.
Rebeca Cabrera Urquía.
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